Muchas veces olvidamos que nuestra naturaleza es cien por cien sexual. Somos, de hecho, resultado del sexo, y, reaccionamos normalmente a todo impulso erótico. Por tanto, la actividad sexual se debiera entender como algo placentero y exento de toda traba pero hay veces, sin embargo, en el que los miembros de la pareja se comportan como auténticos extraños. Expresan sus deseos y sus emociones de manera dispar, no saben interpretarse recíprocamente y rompen toda comunicación, algo tan indispensable a la hora de mantener relaciones íntimas.
Surgen entonces los trastornos sexuales. Algunas veces se deben a algún problema orgánico o funcional. Aunque la mayor parte están provocados por problemas psicológicos o factores asociados. Diversas circunstancias por las que puede atravesar la vida sexual de una persona, pueden afectarla e influir sobre la conducta y el desempeño sexual y desembocar en una disfunción sexual.
Los problemas que suelen tratarse en estas terapias son:
- Trastornos del deseo sexual
- Inapetencias
- Trastornos de la excitación
- Disfunción eréctil
- Trastornos orgásmicos
- Eyaculación precoz
- Retrógrada o retardada
- Anorgasmia femenina
- Vaginismo
- Enfoque sensorial
Para solucionar esas dificultades están las Terapias Sexuales que tienen como objetivo primordial el alivio sintomático y el mejoramiento de la función sexual del paciente. Otros fines son:
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Establecer o restablecer la comunicación en la pareja
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Lograr una conducta sexual satisfactoria mediante la modificación del trastorno disfuncional
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Informar sobre aspectos sexuales de los que se tiene una información errónea o incompleta
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Hacer sugerencias específicas (tareas sexuales y comunicacionales a realizar fuera de las sesiones)
También engloba técnicas corporales o de relajación y atención especializada al paciente, en cualquier problema que tenga que ver con: la identidad sexual, identidad de género, daños en la vida erótica o bien con cuestionamientos de la gente sobre cómo vive su sexualidad. Se trata, en esencia, de un conjunto de estrategias para tratar estas disfunciones del desempeño sexual, cuando no hay una etiología médica –fisiológica- o como complemento al tratamiento medico.
Hay tres tipos de terapia sexual dependiendo del número de participantes: individual, de pareja y grupal. La grupal generalmente se trabaja en grupos de hombres y mujeres por separado debido a la diferenciación de género. La terapia en pareja funciona muy bien pues intervienen las dos personas afectadas y la terapia individual se realiza cuando ese hombre o esa mujer no tiene una pareja estable.
No se necesita ser aspirante a una terapia sexual. Puede participar quien quiera. De hecho hay muchas actividades dentro de la misma que tienen que ver con la prevención de problemas sexuales, o para aclarar mitos y prejuicios que afectan la sexualidad de las personas., y ayudan a mejorar su calidad de vida sexual.
Actualmente la terapia sexual se ha beneficiado de los avances habidos en materia psicológica y médica, lo que permite asegurar un índice de éxito superior al 80 por ciento.
Suele ser terapias breves de 10 a 15 sesiones en la mayoría de los casos y con frecuencia baja (semanal o quincenal).
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